Los vendedores de la ONCE de Valencia han convocado para este fin de semana actos de protesta en el espacio acotado para la carpa accesible del Gran Premio de Europa de Fórmula 1 contra la liberalización de la venta de cupones, que supone, a su juicio, un "desprecio" a los discapacitados miembros de la organización y una "adulteración" de los fines de la entidad.
Según ha informado la sección sindical de CCOO en la ONCE de la provincia de Valencia, la decisión de permitir la venta de sus cupones en estancos, bares y gasolineras, poniendo en marcha el denominado Canal Físico Complementario (CFC), pone en riesgo las plantillas y sus retribuciones, por lo que han lamentado la "desidia" y "dejación" del Gobierno frente a esta decisión de la dirección.
"La ONCE desprecia los principios de igualdad y el Gobierno no ejerce su control de legalidad. En esta entidad se manejan recursos públicos, bien por las concesiones de juego que se le otorgan, bien por las cuantiosas subvenciones que se recibe y, sin embargo, el Gobierno no verifica que con ello se atienden los principios y fines de la entidad y elude pronunciarse sobre cualquier denuncia al respecto", han lamentado fuentes sindicales.
Por ello, los vendedores iniciaron el pasado sábado, 18 de junio, un encierro indefinido en la sede territorial de la ONCE en Valencia y este fin de semana han programado actos de protesta en el espacio acotado para la carpa accesible de la ONCE en el Beach Park del circuito urbano de Fórmula 1.
El sindicato ha detallado que ya son más de 100 bares en la provincia de Valencia los incluidos en la estructura de tiendas complementaria a partir de 1 de julio, a pesar de que la Conselleria de Economía dictó una resolución que no permitía la comercialización de forma directa de los productos de la ONCE en bares, dado que colisiona con el espacio acotado a los operadores de maquinas recreativas.
Por último, CCOO ha advertido de que en los últimos años la ONCE ha aumentando brutalmente su cartera de productos de juego con autorización del Gobierno y ha abandonado de forma paralela "uno de sus principios fundacionales y lo que es más significativo, su imagen clásica, que quien portaba y vendía productos de la ONCE tenía que acreditar que padecía una discapacidad".
Así, ha concluido que con esta liberalización de la venta, la entidad "condena a la miseria a las personas ciegas y pretende que se estén quietas".
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