A las 3 semanas o un mes de la intervención ya se han adherido las células madre a la superficie ocular. Entre 3 y 6 meses después ya se nota el efecto regenerador de las células madre en la córnea dañada que puede durar años.
Investigadores del Instituto de Oftalmología del Clínic junto con la Clínica Barraquer y el Instituto de Microcirugía Ocular (IMO) de Barcelona están a punto de poner en marcha un estudio piloto para usar células madre del limbo ocular que permitan regenerar la superficie del ojo. Buena parte de los beneficiarios de esta terapia son personas que han sufrido quemaduras químicas y que tienen malos resultados con el trasplante de córnea. Los investigadores creen que, a tenor de los resultados de esta técnica en Japón, entre el 60% y el 90% de los tratados podrán recuperar algo de transparencia en su córnea y, por lo tanto, algo de visión.
El estudio, becado con un fondo de investigación sanitaria en terapias avanzadas del Instituto de Salud Carlos III, intentará establecer cómo se han de cultivar estas células madre y cómo se han de traspasar a la córnea dañada para regenerar una pieza fundamental en la transparencia de la córnea: el limbo. Es el tejido que liga la córnea y la esclerótica (el blanco) del ojo y que se encarga entre otras cosas de mantener transparente la córnea. Pero además produce células madre.
En el Clínic, donde llevan cuatro años trabajando estas células en su banco de tejidos, se encargan de extraer trocitos de limbo del ojo sano (se probará en 15 pacientes que sólo tengan quemado un ojo). Separan las células madre, las cultivan según una técnica expansiva ex vivo, es decir, fuera de su hábitat, y las hacen crecer en el laboratorio. Se logra así una película de nuevas células, “una monocapa de células epiteliales aún indiferenciadas”, explica el doctor Ricardo Casaroli, oftalmólogo del Clínic y director del ensayo. “Luego esas células darán origen al nuevo epitelio para la córnea dañada”.
Esa película se pone en un sustrato biológico apropiado, y de ahí, al ojo dañado. Para el paciente, esta técnica supone regenerar la superficie de su ojo sin problemas de rechazo, porque son sus propias células regeneradoras las que le trasladan. En muchos casos permitirá recuperar la transparencia y gran parte de la visión y, finalmente, tener un ojo mucho más preparado para aceptar un futuro trasplante de córnea con mejores resultados. El avance es importante también en el desarrollo de una terapia celular complicada en la que han de intervenir expertos en biología molecular y celular, oftalmólogos y cirujanos. “Ponemos a prueba esa capacidad multidisciplinar”, dice el director del ensayo que establecerá el protocolo de esta terapia avanzada.
Ahora esperan la autorización de la AgenciaEspañola de Medicamentos “porque es una terapia avanzada, como un medicamento”. Cada centro –Clínic, Barraquer e IMO– ha seleccionado a cinco pacientes con quemadura química. “Suponen el 15% de los traumatismos oculares”. Hasta ahora, se les hacía un trasplante de limbo que resulta un tratamiento muy agresivo, que precisa inmunosupresión de por vida y con resultados poco satisfactorios.
“La terapia celular es un cambio sustancial, aunque de momento solamente para reparar la superficie ocular, pero ya hay avances en su uso en la retina y el nervio óptico, una realidad mucho más compleja para la que aún no estamos preparados”, indica Casaroli.
Tejidos servidos por correo
En un futuro próximo, cuando esté listo este ensayo y cumpla las expectativas, el banco de tejidos del Clínic (el Transplant Service Foundation) proporcionará limbos para cualquier cirujano ocular que lo necesite. El programa podría ser: el cirujano hace la biopsia al paciente (le corta un pequeño segmento de su limbo sano) y lo envía por mensajero (en condiciones especiales, claro) al banco de tejidos. Allí, en el mismo día, se separan las células madre, se cultivan durante diez o doce días, se ponen sobre membrana amniótica, se colocan en un estuche y se envían al cirujano. En cuatro horas le llega el paquete y a operar.
El banco de tejidos del Clínic, situado en Sant Boi, recibe habitualmente piel, hueso, córneas, válvulas cardiacas, y los prepara para trasplantes.
LA VANGUARDIA (7 /2/ 2010 )
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